martes, 6 de agosto de 2024

LOS LIBROS NO SON DEMASIADOS

Por Nando Vaccaro Talledo

Hace unos años, en un taller de escritura creativa, un compañero del grupo se quejó con el maestro Cronwell Jara, a cargo de la actividad: “no es justo. Usted a nuestra edad tenía que leer menos libros que nosotros”. Es cierto, aunque, a mi parecer, no injusto; injusto sería no poder leer o no tener recursos para acceder a un libro. La cuestión es: ¿qué debemos leer? Sentirnos en la obligación de abarcar los demasiados libros que han sido publicados sería como pretender escuchar todas las canciones que se han compuesto, o probar todos los platillos que se preparan en el mundo. Una vida entera dedicada a esos menesteres no alcanzaría. Es absurdo de sólo pensarlo.

En su obra Los demasiados libros, Jorge Zaid hace una revelación Malthusiana: de continuar la progresión editorial, para el 2050 habrá más libros publicados que lectores. Todos sabemos que leer libros es positivo, del mismo modo que es favorable alimentarnos bien. El problema está en que no sabemos qué leer ni cómo nutrirnos correctamente. Una cosa es leer al paso y comer para llenarnos, y otra que la experiencia de lectura sea transformadora y que la alimentación resulte provechosa. En ambos casos, es trascendental haber iniciado desde pequeños con ambas prácticas, hasta que se conviertan en parte inherente de nuestros hábitos.

Para tales efectos, el rol de los mediadores (guías o referentes) es fundamental. La lectura “se contagia por los lectores en acción: padres, maestros, amigos, escritores, traductores, críticos, editores, tipógrafos, libreros, bibliotecarios y otros animadores del gusto de leer”, precisa Zaid. De acuerdo con el escritor Javier Arévalo, “sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños”. Sin bibliotecas, sin demasiados libros y sin alguien que nos acompañe a ese encuentro es muy difícil iniciarnos en la lectura, como imposible es alimentarnos bien si nunca llevaron a nuestra mesa variedades de verduras, tubérculos, frutas, cereales y menestras.

Escritor Javier Arévalo (fuente: diario Perú21)

Los padres, maestros, guías y referentes cumplimos una función de mediación imprescindible: la de abrir el apetito por la lectura y la buena alimentación. Eso no significa imponer lo que se debe elegir, sino propiciar que el asombro y la curiosidad sacien ese apetito. Tengo la corazonada de que la vorágine del mundo actual nos va a llevar a tomar acciones por una vida menos sobrecargada y más natural: alimentación balanceada, actividad física, aire puro, lejos de las pantallas (al menos, por necesarios intervalos) y, por supuesto, con un libro físico entre manos.

Que haya cada vez más libros no es motivo de preocupación sino de alegría. Es como ver todo un campo cultivado por diferentes especies, algunas más provechosas y nutritivas que otras. Felizmente, las predicciones de McLuhan no fueron precisas, porque ni las más avanzadas tecnologías han sentenciado la muerte del libro; por el contrario, día a día florece con nuevas e inexploradas páginas.

8 comentarios:

  1. Existen en la actualidad métodos tecnologiamente modernos de aprendizaje, sin embargo no se debe dejar de educar como padres, de tener la habilidad de siempre tener un libro físico en la mano y demostrarle con hechos lo importante de su valor.

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    1. Por supuesto. La tecnología ayuda mucho, pero siempre hará falta voluntad y dedicación. Y, además, los libros (físicos) siempre serán un espacio para descansar de las pantallas y sentir que las páginas y el libro existen en nuestras manos.

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  2. Asertivo y oportuno texto, vertido en La palabra brota. Desde todo contexto y ámbito, se debe propiciar espacios de lectura, también enseñar a ser selectivos en qué tipo de lecturas leer, para enriquecer nuestro saber y quehacer integral. ¡Felicitaciones, talentoso Nando!

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    1. Muchas gracias a ti, Carmela, por tu valioso comentario. ¡Sigamos promoviendo la cultura!

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  3. En mi humilde opinión, antes se decia que hay más gente en los gimnasios que en las bibliotecas.
    Y ahora se observa, que hay más gente con un celular en la mano que con un libro entre ellas.
    Ahora agregamos la precariedad en las que se encuentran las bibliotecas en todo en Perú , tanto por la infraestructura y por la es ases de libros en buen estado, sobre todo de libros publicados en la actualidad.
    Sería importante realizar también un ensayo de investigación sobre el estado de las bicicletas en el Perú.
    De antemano me gustó mucho este artículo, gracias por publicarlo.

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    1. Gracias por leer el artículo. Coincido con lo que mencionas. El celular (y las pantallas en general) están acarando toda nuestra atención y tiempo. Por supuesto que tienen usos productivos, como el que compartimos ahora con el blog, pero el abuso de las tecnologías es perjudicial.
      El tema de las bibliotecas en el Perú es un tema necesario de investigar para saber cómo se encuentran; aunque basta ver a nuestro alrededor, en colegios, universidades y en las mismas bibliotecas públicas o privadas, que cada vez hay menos presencia de lectores. Y aquí surge un punto esencial: políticas de fomento a la lectura desde edades tempranas, con el acompañamiento de la familia (de muy poco sirve que solo se promueva en las escuelas, cuando los padres y familiares no dan ele ejemplo). Otro dato alarmante es que, doscientos años después de la independencia, todavía hay miles de peruanos que no saben leer ni escribir.

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  4. Disculpas, quise decir un ensayo de investigación sobre el estado de las bibliotecas en el Perú.

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  5. Sí, se entendió. Voy a averiguar lo que pueda respecto a la situación de las bibliotecas, y procuraré hacer pronto un artículo que aborde ese tema. Saludos.

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