viernes, 13 de octubre de 2023

'CUMBIA' EN LA CAFEBRERÍA (por Nando Vaccaro)

 Por Nando Vaccaro Talledo (octubre 2023)

Antonio Zeta, José Lalupú, Paúl Cardoza y Gerardo Temoche
Hace unos días se inauguró oficialmente la nueva ubicación de “La Cafebrería” , un lugar de encuentro diferente e innovador en Piura, que ofrece deliciosos postres, jugosos cafés y buenos libros al mismo tiempo. Precisamente uno de los muchos buenos libros para comprar y leer en dicho establecimiento es CUMBIA, cinco escritores en concierto. Esta obra, ganadora del premio “Estímulos Económicos para la Cultura 2021”, y que fue entregada por sus autores el día de la inauguración, reúne diez cuentos de cinco escritores piuranos, a razón de dos cuentos por pluma, y tienen en común una propuesta interesante, relacionada con el nombre de la obra; cada cuento toma el título de una cumbia y, a modo de epígrafe, se ofrece una estrofa de la canción.  

La idea del libro es completamente innovadora, desde su concepción y portada, y por supuesto la maravillosa iniciativa de convocar a varios autores para que, cada uno con una voz y estilo propios, conformen esa banda que no es sonora sino escritural, y que en lugar de tocar instrumentos dan forma a su creatividad a través del lenguaje. Y, finalmente, después de tantos ensayos y el respectivo proceso de edición, se presentan concertadamente ante su público lector en el escenario perpetuo: un libro inolvidable en nuestras manos.

Así tenemos, por orden de aparición, los siguientes cuentos: de Luis Quimper, Tu amor fue una mentira y Pasitos para bailar ; de Paul Cardoza, Dios mío haz que me enamore y Amanecer ; de José Lalupú, ¿A qué volviste mujer? y Lágrima por lágrima; de Gerardo Temoche, Juraré no quererte más y Borracho perdido ; de Antonio Zeta, El humo del cigarrillo y El embrujo.

De la misma manera que los grupos de cumbia interpretan estas canciones, en las historias de nuestros autores encontramos un tema recurrente en las historias de amor, desamor y en la nostalgia febril de las pasiones en conflicto. Sin embargo, así como las letras de las canciones tienen su propio contexto y originalidad, cada autor también despliega sus mecanismos literarios para hacer que nuestros ojos bailen con el ritmo cadencioso de su prosa original.

 NOTA: La Cafebrería está ubicada en la Av. Las Casuarinas 190. Urb. Los Geranio. Centro Comercial Los Robles, Piura

martes, 3 de octubre de 2023

RESEÑA DEL LIBRO ‘TABAS’ (de Antonio Zeta)

 Por Nando Vaccaro (septiembre 2023)

Tabas, la más reciente obra de Antonio Zeta, es el reflejo de un autor que conoce muy bien el campo de la literatura infantil y juvenil, porque no solo vuelve a ambientar un relato (que en esta ocasión es una novela breve) en el escenario de una escuela, sino que además aborda temáticas actuales, muy vinculadas con las vivencias de los lectores (grandes y chicos). Y aunque Tabas se diferencia de Tarbush (su primer libro) por ser una historia más realista, sin la búsqueda fantástica de aquella obra, hay un dato escondido en Tabas que cada lector se encargará de descifrar, y que está relacionado con la lectura de un libro por parte del protagonista que precisamente lleva por título la misma expresión que da vida a la obra. En este libro son menos visibles las influencias que Antonio Zeta posee de la literatura fantástica y de terror (utilizadas ex profeso en los cuentos de Lo que las sombras ocultan, obra que también ha sido reseñada en este blog), o de otras expresiones literarias, como el manga o el cómic, que también apasionan a “Anzer”. 

Antonio Zeta nos ofrece una historia que ha sido trabajada con técnicas esenciales del cuento, apelando a un estilo sencillo y sobrio, de oraciones breves y precisas, para evitar la divagación o las ramificaciones a las que suele acudir la novela, pero dentro de un estilo y tono narrativo cohesionados. Y así como lo hiciera en Tarbush, en esta obra también encontramos dos tipos de narradores que se van alternando según la exposición de los hechos. Tenemos al narrador omnisciente, que nos permite tener una mirada panorámica y descriptiva de las acciones, y también al narrador-testigo, que es el mismo protagonista; gracias a este artilugio podemos saber cuáles son los pensamientos y sentimientos que va experimentando.

El relato, contextualizado en el transcurso de la pandemia, inicia en “in media res”, en el instante mismo en el que nuestro protagonista se enfrenta al mayor desafío de su corta vida. Luego nos lleva, como en un paseo guiado, de forma rauda al inicio de su vida para danos a conocer más datos sobre su historia y cómo se fue gestando el acontecimiento que leemos en las primeras líneas. Este suceso conecta de inmediato con el lector, quien estará atento a cada detalle, a cada línea y párrafo, como si nuestro mejor amigo nos contara sus propias vivencias y emociones. Ricardo Salvador, “Ricky”, es un niño como cualquier otro, pero su discapacidad (una pierna más pequeña que la otra) lo hará sentirse temeroso, inseguro por usar una muleta y ser el blanco de burlas de algunos de sus nuevos compañeros. El fútbol, que es para muchos (y muchas) una distracción, un pasatiempo, una práctica deportiva y una pasión, arriba a la vida de Ricky para motivarlo, para que sea el vaso comunicante que lo haga sentir parte de un grupo que, al principio incrédulo y desinteresado, lo incluye, valora y hasta festeja sus dotes, hasta entonces ocultas.

Tabas es una historia que no busca usurpar el modelo de una parábola ni orientarse a las estructuras de relatos moralizantes, alejados del arte creativo literario. Por el contrario, Tabas es una historia verosímil, dentro del estilo propio de nuestro escritor, que retrata las vivencias y reacciones de una realidad reconocible, y a partir de ellas proponer un análisis y, por qué no, una reflexión sobre temas que siguen demandando su abordaje en nuestra sociedad, como los son la inclusión, la erradicación del bullying y la trascendencia de tener una fuerte autoestima, cimentada en el amor propio y el respaldo invaluable de una familia. En ese sentido, esta obra también tiene un gran valor como aporte de estrategia pedagógica, que promoverá estados de atención y conciencia.

Una obra para grandes y chicos, para niños y niñas, para hombres y mujeres, porque la buena literatura no tiene sesgos etarios ni de género. Y estoy seguro que los lectores pequeños se sentirán muy identificados con el protagonista y su entorno. Y los que ya no somos tan pequeños sentiremos que volveremos a serlo, y que es importante tener presente que desde una visión de adulto y de padre los sueños de nuestros hijos se pueden cumplir en la medida en que estemos junto a ellos, que acompañemos sus pasos y seamos su soporte en las caídas, que nuestra voz sea un aliento indesmayable porque siempre seremos la mejor hinchada del mundo dentro de sus corazones.

NOTA: La mayoría de las obras de Antonio Zeta ya cuentan con varias ediciones (lo que nos comprueba la estupenda aceptación de los lectores hacia sus libros) e incluso una de ellas ya ha sido traducida al inglés. En cuanto a Tabas, ha resultado finalista del “X premio Altazor de novela infantil”. Sin duda, Antonio Zeta es uno de los grandes autores piuranos contemporáneos; de corta edad, pero de notable trayectoria, y con el impulso constante para seguir ampliando y diversificando su legado literario.



viernes, 25 de agosto de 2023

COMENTARIO DEL RELATO: EL PÁJARO QUE DESCONOCÍA SU COLOR (de José Lalupú)

 

Por Nando Vaccaro Talledo – agosto 2023

El eficaz recurso literario (y cinematográfico) de la personificación, es decir la atribución de propiedades humanas a objetos o animales, ha sido utilizado con maestría por José Lalupú para acercar la lectura a un público infantil; e incluso más: para promover la unión de la familia en torno a la obra, puesto que El pájaro que desconocía su color resulta favorable para una grata experiencia de lectura compartida (en los hogares y en las escuelas). Asimismo, es importante recordar que, si bien es frecuente encontrar en este género literario ciertos estereotipos y lugares comunes, la pericia de nuestro escritor ha permitido crear una atmósfera propia y propicia para conectar con los ojos de quienes seguimos el rastro de Juan Chilalo. Asimismo, es menester destacar las ilustraciones de Stalin Alva, que dan realce a la obra y son muy funcionales para atraer a los lectores más pequeños.

La elección del chilalo como el ave protagonista de la historia no es azarosa, pues simboliza el ingenio, sencillez y capacidad de trabajo de los piuranos. Desde luego, esta elección favorece el vínculo con el lector de la región Piura; pero, al mismo tiempo, despierta la curiosidad de los lectores de otras latitudes que desconocían la existencia del chilalo y su color. En tanto que la estructura narrativa es lineal y está diagramada con oraciones breves y concisas, cohesionando mejor las ideas.

El telón se abre con la escena del primer día de clases para las crías de las aves. Y así como para los humanos y las distintas especies de seres vivos, la presencia de la madre (y por supuesto también del padre) acompañando a sus hijos, dándoles seguridad y afecto antes de empezar nuevos retos, es fundamental. La mamá chilalo comprende el nerviosismo de su cría ad portas de iniciar el primer día en la escuela, y el sentimiento inevitable de temor ante un vuelo desconocido. Para vincularnos con la pedagogía, en este punto podemos referenciar a Howard Gardner y su Teoría de las Inteligencias Múltiples (TIM), pues en ella se sustenta la clave para el desarrollo de habilidades y aptitudes, y por lo tanto la conexión con el sentido de propósito y realización de cada uno. En este breve intervalo de referencias, también es ilustrativo citar al magistral Albert Einstein para visualizar mejor, en una sola cita, la trascendencia de la TIM: “si vas a juzgar a un pez por su capacidad de subir a un árbol, pensará toda su vida que es un fracasado”.

La trama es planteada en los primeros párrafos, con una estrategia magnetizada para captar nuestra atención. Los lectores descubrimos el conflicto narrativo en el aliento intenso de un primer aletazo, y volamos junto al protagonista para sentir de cerca sus necesidades y desvelos, esencialmente su gran duda existencialista que guarda relación con el título del relato.

Juan Chilalo, nuestro alado protagonista, tiene dificultades para expresarse y consolidar su identidad. Este desconocimiento lo hará sentirse vulnerable y expuesto a las burlas de sus congéneres. En circunstancias similares, el denominado bullying puede agravar las debilidades y fraguar una nueva: el resentimiento. Y aunque el pequeño chilalo es vergonzoso y tímido, tiene como contrapartida una fortaleza inexpugnable: el cariño y la confianza en su madre. Cuando se acerca a ella para iniciar una conversación que le permita despejar sus dudas, podemos comprender que los padres no tenemos la obligación de contar con todas las respuestas, pero sí el deber y la convicción de guiar en la búsqueda de las posibles soluciones.

Esta estupenda obra de Lalupú, editada por Infolectura y finalista del premio nacional de literatura infantil, plantea el parangón de los colores de las aves con la diversidad que existe entre los hombres, ya en lo racial, étnico, cultural, religioso, ideológico, etc. Así como las aves vuelan pero son de fisonomía y envergadura diferente, el ser humano se yergue y camina en medio de una diversidad sorprendente. En el ámbito educativo algunos compañeros pueden llegar a ser crueles con quienes dudan o se muestran vulnerables. Y aunque los maestros sabemos que las interrogantes son cruciales en el proceso de aprendizaje, la falta de empatía y tolerancia en el entorno pueden desencadenar sentimientos de culpa y desinterés en los estudios. Afortunadamente para Juan Chilalo, pese a sentirse “confundido y avergonzado”, el respaldo de su familia es como el tronco que sostiene su nido.

Sin embargo, cuando creíamos que Juan Chilalo despertaría sin sobresaltos para asistir a su segundo día de clases y hacer frente a las burlas de sus compañeros, un giro inesperado en la historia nos deja anonadados, pues el pequeño chilalo ha sido capturado por inescrupulosos humanos, arrancándolo de su nido. Entonces los lectores, como mariposas que revolotean incansables en un frondoso jardín, ya no podremos escapar al influjo que ejerce la prosa de José Lalupú; a quien, dicho sea de paso, no le hace falta tener muchas plumas como las aves, pues con una sola le basta y sobra para hacer volar nuestra imaginación.  

En un inesperado trayecto que inicia enjaulado, Juan Chilalo conocerá un nuevo y peligroso mundo, especies desconocidas, algunas sinceras y otras indolentes, pero también se reconfortará con las sabias palabras de amistades verdaderas que le ayudarán a abrir una puerta muy especial, aquella que le permitirá al noble chilalito realizar el más grande de los descubrimientos: poder conocerse y valorarse por quien es, más allá de la denominación de su color, pues ahí en su interior anida la semilla del amor propio y de su identidad incomparable.


domingo, 9 de abril de 2023

NOMÁS VS. NO MÁS - Por Nando Vaccaro T.

 

Imagen tomada de Twitter (
@luzclemayorga
)

A mi entender, de acuerdo a lo que he podido investigar, y según los usos en nuestras regiones hispanohablantes, habría que distinguir 
nomás (adverbio) y no más (vínculo semántico entre dos adverbios). 

 

Si bien es cierto que oralmente nomás no más suenan iguales, es preferible que, al escribirlos, hagamos la distinción para evitar anfibología o imprecisión connotativa. Algunos ejemplos de ambos casos pueden ser:

Nomás:

- Me fui de vacaciones con mi esposa, nomás (solamente, únicamente)

- Nomás empezó a hacer calor, decidí viajar a la playa (Tan pronto
 comoen cuantoen el mismo momento cuando)

- Nomás prendí la televisión para ver una película, me vinieron a buscar (Inmediatamenteal instante)

- Nomás llegó a su trabajo, le avisaron que estaba despedido (apenas).

No más:

- No más niños hambrientos en un país rico (que "algo" no siga aumentando).

- ¿Aquí queda la biblioteca? No, [la biblioteca queda] más allá (para referir un lugar o una acción a realizar).

- ¿Cuánto tardarás en llegar? No más de una hora (para dar a conocer el tiempo de una actividad).

- ¿Consideras la derrota un fracaso? No, más bien es parte del aprendizaje (por el contrario, al contrario).

- Está bien que empieces a entrenar; si no, más adelante te arrepentirás (en caso contrario).

Sean bienvenidos más aportes y comentarios.

martes, 28 de marzo de 2023

PRESENTACIÓN DE "YAN KEN PO" (ANTOLOGÍA DE MICRORRELATOS) - Por Nando Vaccaro T.

Como algunos amores breves y fugaces, que pasan raudos por nuestra vida pero dejan su impronta indeleble, los microcuentos incluidos en Yan ken po son historias que no pasarán desapercibidas para los lectores, pues es tal su consistencia técnica y narrativa, que los escenarios, tramas y personajes confluyen con nuestros sentidos y van calando sigilosamente en nuestra memoria.

Debido a su extensión, muchas personas podrían suponer que escribir cuentos cortos o microrrelatos resulta una tarea fácil; nada más lejos de la realidad. Elegir palabras con minuciosidad, hilvanar líneas precisas y entretejer frases cohesionadas, sintáctica y semánticamente, constituye la labor de un artesano del lenguaje.

A diferencia de los textos de mayor población léxica, un microcuento demanda la precisión de una malabarista. La verosimilitud y el convencimiento para el lector llegan, no por las arduas descripciones de una novela o cuento largo, sino por el simbolismo inmerso en la narración. Este género literario es hijo de la concisión de un cuento y la determinación de un aforismo.

Precisamente estas características, de brevedad y precisión, generan en los lectores la expectativa de quien ha sido insinuado a participar en una escena fugaz, tras lo cual no podemos abandonar la lectura porque necesitamos complementar la propuesta de los escritores, dilucidando los logos y reconstruyendo los significados que fueron esbozados, y que empiezan a nadar en la pecera hechizada de nuestra mente. 

En Yan ken po encontramos un universo temático muy variado y diverso: referencias históricas; intertextualidad; planteamientos morales soterrados;  juego de palabras y palabras en juego. La imaginación discurre entre jaulas sin nubes, mágicos dragones, princesas reales con halitosis y hasta un inca abdicador y fugitivo.

Cada autor tiene, además de su estilo propio, propuestas distintas. Adolfo Flores realiza trueques entre el hombre y los animales, y viceversa; para recordarnos que, al final, todos somos criaturas de la creación. Y si hablamos de creación, José Lalupú recrea pasajes bíblicos y personajes históricos, no solo para instaurar una ucronía  sino también para alertarnos de que el límite entre realidad y ficción es más estrecho de lo que pensamos. Y Antonio Zeta, nuestro maestro del terror, nos sigue perturbando con escenas nocturnas y escalofriantes, que bien podrían estar sucediendo en este mismo momento…


Flores, Lalupú y Zeta ratifican con esta obra que son los tres mosqueteros de la literatura piurana, y me atrevería a decir que también se encuentran muy bien considerados, merecidamente, a nivel nacional (y con proyección de conquistar nuevos territorios). Basta ver sus trayectorias, sus trabajos y publicaciones para coincidir que estamos en presencia de los abanderados de nuestras letras norteñas.

El libro fue presentado hace unos meses en formato virtual, y se puede leer en el siguiente enlace: https://rb.gy/m3f

Esperemos que pronto puedan llevar esta obra a la edición impresa, porque un libro de calidad siempre debe estar al alcance de la mano.

Finalmente, quiero destacar el gran aporte de Yan ken po a la educación, a través del fomento de la lectura, y de ofrecer recursos didácticos para trabajarlos con estudiantes. Además de ser impecables escritores, los autores de esta antología de microrrelatos son educadores, y comprenden mejor que nadie que la lectura y los libros son el sustrato para el desarrollo y la evolución de toda sociedad. 

De izq. a der.: Nando Vaccaro; Adolfo Flores; José Lalupú; Antonio Zeta


domingo, 12 de marzo de 2023

Reseña de la novela LA TREGUA - Por Nando Vaccaro T.

Se podría decir que uno de los mayores gustos en la vida es tener la oportunidad de repetir una experiencia o situación que nos haya generado placer y sensaciones inolvidables. Puede ser un viaje, un reencuentro con viejos amigos, volver a saborear un plato exquisito, vivenciar un  espectáculo emocionante o… ¡Revivir una historia a través de una película o un libro!

Afortunadamente he podido permitirme ese gusto a través de La tregua, del entrañable Mario Benedetti, sinónimo de sencillez y maestría al mismo tiempo, demostrando que no es necesario recurrir a sofisticaciones para lograr una obra de excelencia.

La tregua es una novela que nos permite observar la cotidianeidad de un hombre que, sin proponérselo, intenta rehacer su vida sentimental después de años de haber aprendido bruscamente a andar con la ausencia de un ser amado, y de haber tenido solo experiencias ocasionales, más para satisfacer los apetitos de la carne que para contener las fragilidades del corazón.  

La primera vez la leí hace varios años, cuando vivía en Buenos Aires. Al poco tiempo tuve la oportunidad de conocer Montevideo, y pude recrear mejor las descripciones urbanas que el escritor había hecho de esta capital. Caminar por las calles de una ciudad leída, y de un autor tan querido, es un sueño hecho realidad. Y ahora, con la perspectiva del tiempo, la novela, que no dejó de ocupar un lugar en mi memoria, ha cobrado mayor impulso y otra dimensión, pues, qué duda cabe, no somos los mismos con el paso de los años.

La tregua me permite hacer dos lecturas: una que se intersecta con mis propias vivencias y mi contexto de ciudadano en el 2023; y otra de la estructura narrativa y la psicología y emociones que atraviesan los protagonistas. De la primera tengo el disgusto de saber que ahora necesitamos trabajar más años para jubilarnos (el protagonista de la historia, que transcurre en la mitad del siglo XX, se retira a los 50), aunque, como contrapartida, también es cierto que la expectativa de vida ha aumentado notablemente.  

Del entramado literario puedo –y debo– rescatar la gran sensibilidad de Benedetti para construir personajes que, fácilmente identificables entre el común de ciudadanos “de a pie”, de esos incluso callados y reservados que a primera impresión no tendrían las cualidades para ser “modelos” de prototipos literarios, cobran una notoriedad innegable, precisamente porque no suelen ser tomados en cuenta, pero reflejan las sensaciones, cavilaciones y deseos de la mayoría.

Es por ello que el recurso de haber escrito la novela en primera persona, utilizando el esquema de un diario personal, tiene un efecto contundente en la verosimilitud del relato, porque nos va mostrando la vida de un personaje anodino, un oficinista acostumbrado a su rutinaria agenda, sin episodios de aventura, contradicciones o excesos. Alguien que, lejos de pretender convertirse en un “protagonista de novela”, quiere dejar constancia de sus pensamientos, emociones e interrelaciones, porque uno no es lo que vive o le acontece, sino lo que recuerda y siente. Y en ese transcurrir, el presente, por momentos, se tiñe de pasado a través de los recuerdos y la nostalgia; el presente también se agita de futuro con los planes y la incertidumbre de un devenir deseable pero ajeno a la voluntad y a la capacidad de controlarlo.

La  “trama” no pasa por lo que Martín Santomé (un hombre circunspecto pero con necesarias dosis de sarcasmo) hace o deja de hacer en su trabajo, que al fin de cuentas es para él un simple medio de subsistencia y no una experiencia apasionante (como puede sucederle a muchas personas). En consecuencia, no ve la hora de jubilarse y lanzarse a la conquista de lo más valioso: su tiempo libre.

La pregunta de qué hacer con su tiempo resulta clave, pues a muchos les fascina salir de una rutina y otros no saben cómo invertir su energía en los intervalos sin obligaciones. Pero la vida se nos va, o la muerte se nos acerca, y por momentos se nos concede treguas para ser felices, para degustar la existencia y tener coraje y combustible emocional para sobrellevar los designios de Dios o las embestidas del destino.

Sin embargo, como no somos máquinas que simplemente se prenden, funcionan y luego se apagan, en el medio está el hombre: es decir, un ser humano que siente, que se atormenta con el hastío de la rutina y la monotonía, que no tiene una relación tan estrecha ni afectuosa con sus hijos (¿cómo la mayoría?), y que no pensaba volver a enamorarse a sus 49 años, ad portas de jubilarse y preocupado en escamotear a la muerte mientras va transitando el resto de su existencia con la mayor dignidad posible.  

Pero se enamora, y su vida cambia; porque todo cambia en la vida cuando hay amor. Y esta última frase, que podría parecer un simple verso de algún poema sin nombre, es el sustrato de la trama y de la vida misma. La tregua es una novela inolvidable que no ha perdido vigencia y que, desde ya, sugiero y recomiendo, como toda la obra del genial Mario Benedetti.