domingo, 9 de abril de 2017

ALTRUISMO EN ESTADO PURO

Por Nando Vaccaro Talledo – Abril 2017 
nandovaccaro@gmail.com
https://lapalabrabrota.blogspot.pe

Ahora que literalmente las aguas se están calmando, y que ya no sentimos esa angustia tremenda cuando, mientras llovía a raudales, decenas de truenos y relámpagos caían desde el cielo como latigazos y nos hacían pensar en lo peor, vemos cómo el Estado, desde sus diversas plataformas y organismos, va sumando estrategias y esfuerzo para revertir los padecimientos de los miles de damnificados que ha dejado el “Niño Costero”, y aún más de los desamparados que lo perdieron todo. Es un trabajo arduo, y lo será por buen tiempo. Pero tenemos la confianza de que esta vez se harán las obras no para cumplir ni para las portadas en los diarios sino para el beneficio de la población (beneficio que también incluye a los funcionarios del Estado, porque ya hemos visto en Piura que sin previsión, planificación ni ejecución de obras trascendentes, los embates de la naturaleza no hacen distinción de niveles socioeconómicos).

En este sentido, es encomiable y plausible la labor de varios organismos ajenos a la esfera gubernamental, como asociaciones civiles, colectivos y ONGs que prestan ayuda voluntaria y generosa. Y digo que es encomiable y plausible porque mientras que el estado, representado desde el presidente, los ministros, el congreso, las gobernaciones, las alcaldías, las prefecturas y otras entidades, tienen la obligación inexorable de brindar apoyo y realizar un trabajo articulado en la reconstrucción de las zonas afectadas, hay agrupaciones que dan lo más valioso en estos casos: su tiempo.

Tiempo para recibir donaciones y organizar las entregas de ayudas; para sopesar cuáles son los sectores más críticos; para cargar y acomodar las encomiendas de tal manera que no se malogren y se pueda distribuir de manera adecuada; para auxiliar a heridos y enfermos (labor que ha sido realizada por varias instituciones también, como Bomberos, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Serenazgo, Brigadistas, entre otros); y, en general, para dar una mano en lo que fuera necesario, a través de actividades que han sido realizadas más con el corazón que con la cabeza, sin considerar siquiera que a cambio de ello no se recibe un sueldo o remuneración, pero acaso sí la satisfacción más grande que un ser humano pueda tener: la certeza de hacer el bien y ayudar al prójimo.

Aunque parezca increíble, los periodistas que la visitaron en la India daban fe que Teresa de Calcuta era feliz bañando a leprosos. Una anécdota al respecto señala que una vez llegó una dama inglesa, que estaba gestionando una visita oficial de la princesa Diana de Gales, y quedó aterrada al presenciar que la madre Teresa se encontraba en una habitación inmensa rodeada por decenas de leprosos, limpiando y curando sus heridas. Ella le dijo: Madre, yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dólares. Teresa le respondió: yo tampoco, señora, porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor.


Lo de Teresa de Calcuta, ahora Santa, era altruismo en estado puro, el amor hecho acción, dar la vida y el tiempo completamente al prójimo. Por supuesto, es muy difícil ser como la madre Teresa y hacer lo que ella porque muy pocas personas estarían dispuestas a vivir en el servicio exclusivo a los demás. Sin embargo, Dios no nos exige tanto, porque sabe que cada uno de nosotros tiene sueños y metas más terrenales, pero ello no quita que no podamos darnos tiempo para ayudar a los demás. De hecho, ofrecer nuestro tiempo a quienes necesitan apoyo y consuelo nos redime como seres humanos y nos fortalece más que ningún logro que podamos soñar, y es el mejor combustible espiritual para recargar nuestro interior.

Quienes saben muy bien de ello son los integrantes del Colectivo Chulucanas Da La Mano, un grupo que busca articular e integrar la ayuda solidaria para las personas damnificadas, constituido por representantes de la Prefectura de Chulucanas, de la Diócesis de este mismo distrito, por integrantes del Colectivo por la salud mental Hermana Margaret Walsh, Radio Emmanuel y por diversos ciudadanos y ciudadanas, entre ellos muchos jóvenes que ya han tomado conciencia de lo esencial que es preocuparnos por quienes están padeciendo, y saben que de nada sirve desarrollar nuestro intelecto y capacidades cognitivas sin es que al mismo tiempo no robustecemos nuestros corazones. Eso es ser altruistas y contribuir al engrandecimiento de nuestra especie y, por consiguiente, de la sociedad.








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