Por Nando Vaccaro T. - Marzo, 2024.
Junto al autor, durante la presentación de su libro en la Cafebrería.
Una mirada al vuelo es un híbrido estupendo: obra de ficción y
creatividad literaria, fusionada con el sustento propio del campo científico y
la divulgación, aunque sin los tecnicismos y formatos escamosos de los textos
académicos que repelen al lector común. Este libro de Alberto Machuca puede
interpretarse también como una oda a la observación (en este caso de las aves),
a la curiosidad con que venimos dotados los seres humanos, pero que se va perdiendo
conforme nos apresa la rutina, el consumismo sin propósito y la subyugación a
las pantallas digitales.
Antonia es la protagonista de esta historia de alto vuelo (un dato
interesante que el mismo autor nos contó en la presentación de su obra: ella es
su álter ego). La obra es toda una revelación porque, al igual que el narrador
entusiasmado ante la novedad, nos permite descubrir un mundo que ha estado
siempre al alcance de nuestros ojos, pero no de nuestra atención. La vorágine
del mundo actual y el uso desmedido de las nuevas tecnologías nos atrapan y, en
algunos casos, encarcelan, alejándonos de la naturaleza, de las maravillas que
nos rodean y de realizar una de las acciones más primitivas pero exquisitas
del ser humano: la contemplación.
Con Antonia iremos explorando el domicilio de las aves: “algunas han tomado
un lugar como su hogar o refugio; pero también hay pájaros que llegan por
temporadas, a los que llamamos migrantes”. Descubriremos también curiosas
particularidades: “algunos pájaros dan saltos en lugar de caminar y otros
vuelan cuando es necesario”. Y que “no hay excusas para quien desea
observar aves en Piura, porque en todos los lugares se las encuentra”. Y para
quienes se entusiasmen en llevar esta actividad de la observación de aves a un
plano más formal y profesional, la obra nos ofrece pautas de cómo registrar la
información de modo correcto.
La historia nos va llevando por los diferentes ecosistemas de la región,
para finalmente sobrevolar y aterrizar en espacios urbanos, donde
los puentes que conectan Castilla con Piura sobre el río principal, que lleva
el mismo nombre de la región (bautizado por los antiguos piuranos como el
“veleidoso”), cobran un vital protagonismo. El relato también nos transporta a
otras latitudes y épocas remotas, mostrando la relación histórica y mágica
entre las aves y nuestro pasado cultural, así como también que las aves (y
todas las especies) tienen una designación única en latín denominada ‘nombre
científico’.
El libro tiene un formato y una edición estupenda, con hojas tipo álbum,
intercaladas con magníficas infografías e ilustraciones del mismo Alberto
Machuca, lo cual confiere mayor realce a su obra. El autor también nos invita a
reflexionar que, si miráramos la naturaleza y nuestra región de una manera diferente,
“probablemente muchas cosas cambiarían o mejorarían”. Al igual que al narrador,
estoy seguro que los lectores empezarán a sentir “un cambio de actitud” hacia
lo que les rodea. Para el narrador-protagonista, también aficionado al
ciclismo, el punto de partida es una libreta de campo de aves; para nosotros,
este fantástico libro, que tengo el gusto de comentar y difundir.
Facundo Cabral tiene una maravillosa canción que se titula Una vida
sencilla: una caricia al alma y un canto a lo más esencial de la vida: el
tiempo y el amor. De igual manera, Alberto Machuca nos invita a redescrubrir el
hábitat que nos rodea, a levantar la mirada (casi siempre sobre los celulares)
y contemplar las aves y su libertad en el inconmensurable y hermoso cielo
piurano.
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