"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero
el mar sería menos si le faltara una gota."
Madre Teresa de Calcuta
"Sé tú el
cambio que quieres ver en el mundo”.
Mahatma Gandhi
En la institución donde trabajaba yo veía que se generaban dificultades
a la hora de inscribirse y pagar los alumnos porque nadie se atrevía a sugerir cambios o proponer modificaciones necesarias y menos a realizar algo concreto.
Entonces planteé nuevas alternativas para agilizar los trámites, e incluso me
ofrecí para ir algunos sábados (mi semana laboral era de lunes a viernes) y
poner en marcha lo propuesto.
Por aquel entonces trabajaba en el área de logística
en una Sociedad Civil que ofrecía una serie de capacitaciones, y mis funciones aún
nada tenían que ver con la parte pedagógica
o didáctica. Sin embargo, observaba
una serie de problemas que debían resolverse para alivio de los alumnos, pero
también de la institución y por supuesto de quienes trabajábamos ahí, pues era
incómodo relacionarse con personas malhumoradas que renegaban y se quejaban
todo el tiempo pero que preferían quedarse en el molde y no salir de su “zona de confort”.
Finalmente se
aplicaron las propuestas y en pocos días me encontraba con rostros renovados, tanto
de los estudiantes como de mis compañeros de trabajo. Me sentí muy satisfecho,
y eso que las mejoras no me beneficiaban directamente. La esposa del dueño se
acercó un día y me felicitó por ser muy “proactivo”. Esa fue la primera vez que
escuché ese término. En aquel entonces no sabía su significado, por lo que al
inicio lo confundí con hiperactivo o
productivo.
En las semanas
siguientes no solo recibí muestras de gratitud verbal sino también un aumento,
que siempre viene bien, pero además obtuve la mejor de las recompensas: darme
cuenta de que me gusta el servicio y la formación de personas, y decidí primero
concluir mi carrera de ciencias de la comunicación y luego capacitarme como
coach y expositor de todo lo concerniente a Habilidades Blandas y Relaciones
Interpersonales.
El significado
más concreto de PROACTIVIDAD es el
de tomar la iniciativa en un
contexto determinado, y hacerse responsable
de esa propuesta en la intervención y realización de la misma. Muchas personas,
en sus trabajos o en sus hogares, no ofrecen propuestas para mejorar aspectos que
están provocando conflictos, ya sea porque no se animan o temen no ser
escuchados, y que al final no se obtengan los resultados esperados; o lo más
penoso de todo porque no les interesa y tienen flojera de que por esa
iniciativa recaiga más responsabilidades sobre ellos. Y esto último es precisamente
lo contrario: REACTIVIDAD, cuando
nos desinteresamos de lo que sucede en nuestro entorno, cuando teniendo la
oportunidad de proponer o hacer algo simplemente nos quedamos en las mismas,
aunque veamos que todo es caótico y agobiante.
La voluntad humana es una de las energías
más fuertes que existe. El psiquiatra Viktor
Frankl lo corroboró intensamente cuando fue prisionero tres años en un
campo de concentración Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Entonces
reconoció en la voluntad y la decisión
unas de las mayores fortalezas para lograr cosas extraordinarias, y de vital
repercusión para no sucumbir ante las circunstancias más terribles que se
puedan presentar. De su experiencia personal y del análisis de la situación
extrema que atravesaban los sometidos surgió el neologismo PROACTIVIDAD, para
describir la conducta y actitud de aquellas personas que, aún
en la coyuntura más extrema de supervivencia, se hacían cargo de su propia
vida, de su yo interior, y no solo luchaban para no abandonarse sino que además
sus pensamientos y sus acciones eran de entereza, de gratitud y compañerismo.[1]
Por lo general
hacemos lo que hacemos porque hay una recompensa que esperamos recibir, sea un sueldo
en el trabajo, un plato de comida en casa o una satisfacción al adquirir algo o
estar junto a un ser querido. Y evitamos hacer lo que no debemos por temor a
las sanciones, como pasarnos una luz roja para no pagar una multa, procurar no
entregar el trabajo a destiempo para librarnos del memorándum o incluso no faltar
a las obligaciones familiares para evitar discusiones.
En todos los
casos, por lo general, nos hemos acostumbrado a realizar lo mínimo e
indispensable que nos corresponde, y a evitar inconvenientes. ¿Se puede vivir
así? Claro, es una vida horizontal, sin problemas pero también sin grandes
sorpresas. Sabemos y sentimos, no obstante, que podemos dar más porque en
nuestra esencia humana está la capacidad de entrega, de compartir, de querer que
las cosas mejoren en nuestro entorno porque eso nos hará más felices –y seremos
de influencia positiva para los demás–, al margen de que pueda generarnos
también réditos materiales. Entonces, si lo sabemos, si lo sentimos y está en
nuestros ADN, ¿por qué nos quedamos inoperantes, limitándonos nosotros mismos a
plasmar grandes ideas, a generar un ambiente más grato e incluso a producir con
mayor eficacia?
Pues porque
los factores externos nos han hecho olvidar nuestra sabia naturaleza interior,
porque hemos perdido un poco la confianza
y las motivaciones intrínsecas, y
porque, en definitiva, nos hemos malacostumbrado a vivir en el caos. Ahora
creemos que las malas noticias son todo lo que pasa en el mundo, que está bien
vivir enemistado con nuestros colegas y que estar a la defensiva es la mejor
manera de evitar problemas. Y en esto radica el craso error de la mayoría;
error que, felizmente, puede ser corregido y superado. ¿Qué se necesita? Pues, simplemente,
voluntad y decisión para que las cosas empiecen a cambiar desde uno, desarrollando
nuestras habilidades blandas[2]
para luego ver el reflejo de ese cambio en las otras personas; entonces el
mundo ha de brillar más gracias a nuestra inquebrantable proactividad.
[1] Sugiero la lectura del libro EL
hombre en busca del sentido, de
Viktor Frankl, quien no solo sobrevivió de manera increíble y digna a los
campos de concentración, sino que vivió 95 años para ayudar a las personas a
través de su profesión y desarrollar la “Logoterapia”, o terapia del sentido de
la vida, de la cual él es su creador.
[2] Sugiero visitar la web del coach Vilmar Braga (mi
mentor) http://www.coachingdeespiritu.com/ y en particular leer su artículo referido a este tema
de Habilidades Blandas: http://media.wix.com/ugd/7511ea_07c2143825d24656a029a6a88b9e4c7c.pdf
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