Como algunos amores breves y
fugaces, que pasan raudos por nuestra vida pero dejan su impronta indeleble,
los microcuentos incluidos en Yan ken po
son historias que no pasarán desapercibidas para los lectores, pues es tal su consistencia
técnica y narrativa, que los escenarios, tramas y personajes confluyen con
nuestros sentidos y van calando sigilosamente en nuestra memoria.
Debido a su extensión, muchas
personas podrían suponer que escribir cuentos cortos o microrrelatos resulta
una tarea fácil; nada más lejos de la realidad. Elegir palabras con minuciosidad,
hilvanar líneas precisas y entretejer frases cohesionadas, sintáctica y
semánticamente, constituye la labor de un artesano del lenguaje.
Precisamente estas características, de brevedad y precisión, generan en los lectores la expectativa de quien ha sido insinuado a participar en una escena fugaz, tras lo cual no podemos abandonar la lectura porque necesitamos complementar la propuesta de los escritores, dilucidando los logos y reconstruyendo los significados que fueron esbozados, y que empiezan a nadar en la pecera hechizada de nuestra mente.
En Yan ken po encontramos un universo temático muy variado y diverso: referencias históricas; intertextualidad; planteamientos morales soterrados; juego de palabras y palabras en juego. La imaginación discurre entre jaulas sin nubes, mágicos dragones, princesas reales con halitosis y hasta un inca abdicador y fugitivo.
Cada autor tiene, además de su
estilo propio, propuestas distintas. Adolfo Flores realiza trueques entre el
hombre y los animales, y viceversa; para recordarnos que, al final, todos somos
criaturas de la creación. Y si hablamos de creación, José Lalupú recrea pasajes
bíblicos y personajes históricos, no solo para instaurar una ucronía sino también para alertarnos de que el límite
entre realidad y ficción es más estrecho de lo que pensamos. Y Antonio Zeta,
nuestro maestro del terror, nos sigue perturbando con escenas nocturnas y
escalofriantes, que bien podrían estar sucediendo en este mismo momento…
Flores, Lalupú y Zeta ratifican con esta obra que son los tres mosqueteros de la literatura piurana, y me atrevería a decir que también se encuentran muy bien considerados, merecidamente, a nivel nacional (y con proyección de conquistar nuevos territorios). Basta ver sus trayectorias, sus trabajos y publicaciones para coincidir que estamos en presencia de los abanderados de nuestras letras norteñas.El libro fue presentado hace unos meses en formato virtual, y se puede leer en el siguiente enlace: https://rb.gy/m3f
Esperemos que pronto puedan
llevar esta obra a la edición impresa, porque un libro de calidad siempre debe
estar al alcance de la mano.
Finalmente, quiero destacar el gran aporte de Yan ken po a la educación, a través del fomento de la lectura, y de ofrecer recursos didácticos para trabajarlos con estudiantes. Además de ser impecables escritores, los autores de esta antología de microrrelatos son educadores, y comprenden mejor que nadie que la lectura y los libros son el sustrato para el desarrollo y la evolución de toda sociedad.
De izq. a der.: Nando Vaccaro; Adolfo Flores; José Lalupú; Antonio Zeta |
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